La petición.
Araya, la madre de Emilia, experimentó un profundo conflicto interno cuando divisó a su hija, intentó acercarse, pero Furak, su esposo, la contuvo con firmeza, recordándole mediante un gesto silencioso que no era prudente ni apropiado interrumpir la presentación de Iker Lanús, quien dominaba la escena con su imponente presencia.
Se encontraban en la majestuosa villa de Iker Lanús, y aunque no toda la distinguida familia Lanús estaba presente, el protocolo y las normas sociales dictaban un comportamiento específico que no admitía desafíos ni cuestionamientos en aquellas circunstancias tan delicadas.
La ausencia de angustia en el semblante de su hija resultaba desconcertante, pues no percibía en sus facciones señales de aflicción ni necesidad de consuelo, lo cual contradecía todas sus expectativas previas sobre aquel momento crucial.
Cuando abandonó su casa para dirigirse al encuentro, Furak había anticipado encontrar a una Emilia devastada, sumida en un océano de lágrimas amargas, supl