La boda.
La alta figura de Iker caminó hacia la ventana, sus profundos y oscuros ojos se fijaron en el hermoso amanecer.
Cómo le gustaba a ella contemplar cada mañana el despertar del sol, adoraba con pasión los atardeceres y la vida en toda su magnificencia y esplendor.
Pero se la arrebataron cruelmente, le quitaron la existencia sin compasión y junto a ella se llevaron la suya propia.
Solo le quedaba ese valioso corazón, el órgano vital que ahora Emilia Cásper tenía latiendo en su pecho, e iba a protegerlo con su propia vida hasta el último aliento.
Saliendo de sus profundos y melancólicos pensamientos giró el rostro,, miró detenidamente a la joven de la cama.
Era hermosa, delicada, demasiado bella y radiante, digna de poseer el corazón de su amada fallecida, pero estaba terminantemente prohibido amarla con la misma intensidad, no solo porque había perdido la capacidad de expresar amor, sino porque sentía que le fallaría a esa mujer que tanto amó en el pasado.
Su única misión era protege