—¡Voy a llamar al médico!
Luis se levantó, pero Dulcinea lo sujetó con una fuerza inesperada en sus dedos delgados y frágiles… Sus pupilas se habían dilatado y su mirada se perdía en el vacío.
El cáncer de Dulcinea se había extendido a sus ojos; ya no podía ver.
Fue repentino.
Pero ella lo aceptó con calma.
Una lágrima cayó sobre la mano de Luis, fría como el hielo…
Ella le dedicó una sonrisa débil y con movimientos labiales, le dijo unas palabras:
—Luis, ya no te amo.
—Porque amarte ha sido demasiado doloroso, y esperar demasiado largo…
*[Tres años antes, primer encuentro en Ciudad B]*
Ese año, Dulcinea tenía 21 años y su hermano Alberto la protegía mucho.
Estudiaba en la Academia de Bellas Artes de Ciudad B.
Alberto estaba muy ocupado, su vida estaba llena de trabajo, y sus vacaciones las pasaba casi siempre viajando a Ciudad BA, porque se había enamorado de una mujer que no debía… ¡Ana!
Había descuidado a Dulcinea.
Ella vivía sola en un apartamento de 200 metros cuadrados, con dos s