María lo intentó todo, pero no pudo ver a Ana.
Carmen estaba incluso más desolada.
Sin otra opción a la vista, María buscó la ayuda de Pablo.
La noche antes de ir a buscarlo, pasó horas en el balcón de su apartamento fumando cigarrillos y bebiendo cerveza...
Bajo los efectos del alcohol, rio y lloró, murmurando el nombre de Pablo con desdén.
¡Cuánto lo odiaba!
…
En el Hotel Jardín Real, Pablo estaba en su oficina, con las piernas estiradas cómodamente sobre el escritorio...
Era un momento de intensa rivalidad con la familia Valdés, y se sentía especialmente tenso y molesto.
Su secretaria entró, con una expresión complicada, y dijo: —Señor, la señorita Ortega desea verlo.
¿Qué señorita Ortega?
La primera reacción de Pablo fue rechazar la reunión, respondiendo con indiferencia: —Dile que se vaya. Si insiste en quedarse, dale un cheque y dile que no difunda rumores.
Pero la secretaria Martín no se movió, en cambio, añadió suavemente: —Es María.
¿María había venido?
Tras un breve m