—¿Estás seguro de que ella va a estar ahí? —Ezra se notaba ansioso y ni siquiera intentó aparentar calma delante de su amigo.
—No sé, supongo que sí —Seren no podía asegurar nada. Aunque esos últimos dos días había ido hecha una fiera a golpear lo que se pusiera a su paso.
…
En el presente.
Noahlím intentó retroceder, pero el monstruo ya se lanzaba hacia ella. La velocidad era sobrenatural.
Una figura interrumpió el trayecto. Seren. Con el cuerpo firme, el rostro descompuesto de concentración y la espada envainada aún en su espalda. Se interpuso justo antes del impacto.
El choque fue brutal.
Seren recibió el primer golpe y voló varios metros. Cayó contra una piedra, y el gemido que soltó le heló la sangre a Ezra.
Rutt —o lo que quedaba de él— rugió como un animal atrapado entre dos mundos. Corrió hacia Noahlím de nuevo. Un guerrero del Este intentó detenerlo, pero cayó tras un solo golpe.
Ezra avanzó entre empujones, sin pensar. Se arrodilló junto a Seren. Lo encontró herido y jadeant