C82: No le des ese gusto.
En circunstancias normales, cualquier asunto judicial habría quedado relegado durante semanas, tal vez incluso meses, mientras los tribunales decidían entre la montaña interminable de expedientes pendientes cuál merecía ser atendido con prioridad. Sin embargo, Elías Schubert no era un hombre cualquiera.
Su apellido, su reputación y sus contactos dentro del sistema judicial le abrían puertas que para otros permanecían selladas. Con la discreción de quien conoce las influencias que posee, movió los hilos necesarios para que la nueva audiencia preliminar se fijara en la fecha más próxima posible.
No podía permitirse que el caso se enfriara ni que los intereses de Ámbar quedaran en suspenso más tiempo del estrictamente necesario. Gracias a sus gestiones, el tribunal fijó la siguiente audiencia preliminar en siete días, una celeridad que solo podía explicarse por la mano poderosa de Elías.
La situación exigía volver a comenzar, se trataba de formalizar lo que, en el fondo, todos ya sabían: