Trato.
A Logan le había costado un poco hablar sobre su hermana, sobre todo porque le traía recuerdos dolorosos de su pasado. Después de tantos años, aquello seguía incrustado dentro de sí. Se preguntó cuánto tiempo más tendría que pasar para que él pudiera olvidar todo lo que ocurrió con Gina.
—Nos conocimos en la Fundación, tuvimos un flechazo, intercambiamos números y comenzamos a hablar por mensajes de texto y llamadas. Después de unos días, tuvimos nuestra primera cita y el resto de la historia, bueno, se puede improvisar —profirió Lucía, mirándolo a los ojos.
—Básicamente, sí —alegó—. Puedo decir que me gustó mucho el trato que tienes con los niños, la forma en la que sonreías cuando alguno de ellos hacía preguntas. —Logan hizo un gesto con la mano, como si no fuera la gran cosa—. Cosas cursis que a mi madre le encantará escuchar de mi parte.
—¿Cuándo quieres ir a verla?
—Planeo verla está tarde —refutó. Por impulso, miró su caro reloj de pulsera—. Cerca de la noche.
—¿Tengo que ir con