Atmósfera tensa.
Fueron recibidos por el ama de llaves y dos empleadas más, quienes llevaron las maletas al segundo piso después de intercambiar unas cuantas palabras de bienvenida.
Logan estaba, dentro de todo, sosegado, porque Lucía no había titubeando cuando él le recordó que tendría que volver a interpretar su rol de mujer enamorada. En todo caso, ella parecía asombrada con todo lo que ahora los rodeaba. En cuanto a él, solo deseaba poder sobrellevar todo lo que vendría de la mejor manera posible.
—Su madre está descansando. Bajará con Elisa a cenar. La cena se servirá a las ocho, pero su madre quiere compartir una copa de ponche en la sala antes de la comida. Le han instalado en la habitación azul rey, señor Logan —informó el ama de llaves, esbozando una sonrisa cordial.
—Gracias, Raquelita —profirió, rodeando con un brazo los hombros de Lucía—. Iré a mostrarle a mi novia la habitación que compartiremos por una semana. No nos tardaremos. ¿Puedes prepararnos café, por favor? En unos minutos estare