Compartir la habitación.
Lucía no sabía si estar agradecida cuando alguien tocó la puerta o estar enojada con ese alguien por haber interrumpido el momento. De hecho, no sabía si aún seguía bajo el hechizo inducido por Logan y su magnífico torso desnudo y… Dios, ¿qué había sido todo eso? Todavía podía sentir su rostro arder, su cuerpo temblar y su corazón latir frenético. Pero el trance acabó cuando escuchó a Logan intercambiar unas cuantas palabras con alguien. De algo estaba segura, no podía quedarse en la misma habitación.
—Estaremos allí en unos minutos.
Lucía odiaba aquel tono de voz adusto y todo lo que Logan representaba en esos momentos. Parecía como si a él no le preocupara nada, como si nada hubiera estado a punto de suceder hace apenas unos minutos. Tampoco parecía importarle estar en la misma habitación por una semana. Por supuesto, ella tenía presente que Logan estaba algo así como acostumbrado a compartir cama con una mujer, pero en su caso era completamente diferente. ¿En serio Logan creía que