"¿Así que sigue sin hablarte?", pregunta Theo, sacando un cigarrillo del paquete que hay sobre la mesa de Tatum.
"No, ni una palabra. Cuando estoy en la habitación, se queda literalmente sorda y muda", responde Tatum con el ceño fruncido, dando vueltas al whisky en su vaso y mirándolo como si tuviera la solución a todos sus problemas.
Ha pasado una semana desde que Leila despertó, pero los hombros que le ha dado están más que fríos: están helados.
Ella quiere irse desesperadamente, pero él no puede dejarla fuera de casa. Ahora no. Todavía es demasiado peligroso para ella. Su casa es el único lugar donde ningún miembro de la manada va a intentar atacarla.
Él quiere estar allí para ella, para explicarse, pero ella ni siquiera le deja hablar, o hablar con él, y todo se debe a que desterró a Kelvin.
¿Por qué le importa ese tipo más que él?
Le arde el pecho cada vez que piensa en lo mucho que ella se preocupa por Kelvin. Es algo más que celos a estas alturas.
Es como si