Leila miró a Amara, que dormía profundamente a su lado en mitad de la noche, incapaz de conciliar el sueño. Aparte del hecho de que, naturalmente, le costaba dormir en un entorno nuevo durante unos días, tenía el corazón encogido.
Tatum no discutió con ella sobre volver a la manada en unos días, pero su hija y ella nunca habían estado separadas más de un día y tendría que dejarla, quizás durante semanas o incluso meses, dependiendo del tiempo que les tomara a Tatum recuperar su posición de Alfa.
Le acarició lentamente el pelo a Amara, con los ojos llenos de lágrimas, mientras besaba el cabello de su hija y lo olía profundamente, sintiendo una fuerte angustia por la decisión que tenía que tomar, aunque en el fondo de su corazón no quería dejar a Amara, pero era la única manera de mantenerla a salvo.
Aparte de la carta anónima que recibieron pidiéndoles que protegieran a Amara, tampoco podía quitarse de la cabeza la sensación de que Antonio estaba haciendo todo esto porque quería cast