"Vamos", dice Tatum, rodeando con la mano la cintura de Tatiana, alejándola de Antonio y Leila y, mientras lo hace, le dirige una mirada rápida pero tranquilizadora.
Una mirada sin palabras pero que grita las palabras "te tengo" a Leila y su piel se eriza de repente. Una oleada de alivio la recorre desde la coronilla hasta la planta de los pies.
Una pequeña sonrisa de gratitud se dibuja en sus labios, pero la esconde rápidamente, sabiendo que Antonio la está observando, no sin antes robarle otra mirada a su Alfa.
Leila casi se sonroja al darse cuenta de cómo lo acaba de llamar.
¿Es la emoción lo que hace que su corazón palpite con fuerza o es la gratitud? Bueno, cualquiera que sea, una cosa es segura, Tatum siempre la cubrirá, nunca la dejará sola en medio de la tormenta, incluida esta.
Puede que no aprecie del todo que la deje siempre a oscuras, pero ahora entiende que lo hace para protegerla.
"Deberíamos irnos", la voz malhumorada de Antonio la devuelve a la tierra y el sentimi