Y VIVIERON FELICES PARA SIEMPRE
UN AÑO DESPUÉS
El aroma de la carne asada flotaba por el patio trasero, mezclándose con las risas agudas de los niños y el estallido de globos aplastados bajo sus pequeños pies.
Travis volteó una hamburguesa en la parrilla y sonrió para sí mismo mientras un grupo de niños pasaba corriendo, persiguiéndose con espadas de espuma. Una de ellos era Avery, la hija de cabello rizado de Kian y la estrella del día, llevaba una corona de princesa brillante inclinada hacia un lado, con las mejillas pegajosas de crema pastelera.
Jamás se habría imaginado estar así hace un año. En la fiesta de cumpleaños de una niña pequeña, rodeado de gente y riendo, contento. Durante mucho tiempo, se había convencido de que la soledad significaba fortaleza, que mantener distancia mantenía a la gente a salvo. Pero ahí estaba, en una tarde soleada, hombro con hombro con su sobrino, haciendo una barbacoa para una docena de niños y sus padres, como si fuera lo más natural del mundo.
—E