Debo haber escuchado mal, ese es el primer pensamiento que cruza mi mente.
Las olas son ruidosas. Deben haberme hecho oír algo completamente diferente. Algo ridículo. Así que espero, espero a que las olas choquen y a ese momento de silencio que necesito para escuchar realmente lo que el abuelo había dicho. Su expresión me dice que nota la mezcla de incredulidad y confusión en mi rostro. El abuelo me observa, suspira y me habla de nuevo.
"Esa enfermedad... mi problema del corazón, no es real. No estoy enfermo, nunca estuve enfermo".
Lo escucho claramente esta vez. De hecho, estoy segura de que lo escuché con la misma claridad la primera vez. Solo quería creer desesperadamente que había oído mal. Quería tanto no pensar en las implicaciones de sus palabras. Quería fingir que nunca había escuchado esas palabras, pero lástima que las repitió.
Me doy cuenta dolorosamente de que no escuché mal. No puedo esconderme de la verdad, por mucho que quiera. El abuelo me mira intensamente y es entonce