Ethan
Las palabras de León retumbaban en mi mente mientras miraba fijamente el espejo roto frente a nosotros. Los bordes astillados parecían respirar con un vapor invisible, como si desde el otro lado algo esperara pacientemente su momento para cruzar. La conexión oscura, esos portales, Ana atrapada… Todo comenzaba a tener sentido, pero también a llenarme de un miedo que no podía disimular.
Me acerqué al espejo, viéndome reflejado en fragmentos, cada uno mostrando un trozo distinto de mí, como si mi alma estuviera partida y cada pedazo gritara por atención. Mi mano temblaba cuando la acerqué al vidrio. No sabía si esperaba que algo me tomara o que el reflejo se distorsionara para mostrarme a Ana.
—Portales —susurré, probando la palabra en mi lengua, sintiendo su peso—. ¿Y si al intentar salvarla, abrimos algo que no podemos controlar?
León se apoyó en la pared, con el ceño fruncido y sus ojos clavados en mí. En ese instante, parecía mayor, más cansado, como si llevara siglos cargando