La habitación estaba en silencio, apenas roto por el sonido seco de las hojas al pasar entre los dedos de Salvatore. Sus hombres habían conseguido los archivos gracias a contactos en los círculos más cerrados de la mafia calabresa, y cada carpeta era un trozo de información que podía darle ventaja en esa guerra invisible que se libraba en las calles.
Nombres de esposas, amantes, hijas, hermanas. Direcciones, ocupaciones, fotos recientes. Salvatore escaneaba cada rostro con los ojos inyectados de rabia y ambición. Pero entonces, una carpeta distinta lo obligó a detenerse.
Era una foto vieja, de papeles amarillentos. Una muchacha de mirada intensa, con un aura imposible de ignorar.
Nombre: Serena Balestra.
Vínculo: Hija única de Alessandro Balestra.
Estado: Fallecida en un accidente de tránsito hace seis años.
Archivo actual: La familia Balestra continúa activa en la Ndrangheta. Actual jefe: Corrado Balestra (hermano de Alessandro Balestra).
Salvatore leyó y releyó esas líneas con el ce