Capítulo 126
Alejandro guardó el número en su teléfono y se quedó mirando la pantalla, indeciso. No sabía qué hacer, si llamarla o ir hasta donde estaba, verla a los ojos y decirle lo que sentía por ella. Sus pensamientos eran un torbellino de emociones que lo mantenían en una lucha interna.
Ricardo y Andrés lo miraban en silencio, esperando su reacción. Finalmente, Ricardo rompió el silencio.
—Y bien, ¿qué piensas hacer? Ya tienes el número.
Alejandro tomó su vaso de whisky y se lo bebió de un solo trago.
—No sé qué hacer en verdad —admitió con sinceridad—. Creo que Andrés tiene razón, ella no me dirá dónde está.
Andrés sonrió con cierta superioridad.
—Ya te lo dije, la única manera es que viajemos juntos.
Alejandro lo miró por un momento antes de asentir con la cabeza.
—Está bien. Viajaremos. Solo hay que organizar los pendientes que tengo en la empresa. Tengo una reunión mañana.
Ricardo interrumpió con seguridad.
—Yo puedo estar al frente si quieres.
Alejandro lo miró con gratitud