Verdad y despedidas
El auto avanzaba a buen ritmo por la carretera mientras el cielo comenzaba a teñirse con tonos anaranjados. Ricardo miraba por la ventana, en silencio, mientras Adrien revisaba su teléfono. El ambiente dentro del vehículo era sereno, hasta que un leve golpe en la ventana los hizo mirar hacia la entrada de la pista donde los esperaban los hombres de adrien.
Uno de los hombres de Adrien se acercó a la puerta del auto. Adrián bajó el cristal.
—Y bien? —preguntó Adrien con voz firme.
El hombre se inclina ligeramente, hablando con respeto.
—La señorita Irma pidió que la lleváramos directamente a la mansión Ferrer. Dijo que quería estar allí para el regreso de la señora Camila.
Ricardo suspir al escuchar la noticia. Su mirada se desvió por un segundo hacia el volante, sus pensamientos lejanos.
—Está bien —dijo en voz baja.
Adrien lo observó con atención. Había algo distinto en la forma en que Ricardo hablaba últimamente… como si algo lo hubiera tocado profundamente.
—Te