Aura caminaba por el jardín principal de la mansión, buscando una forma de poner sus pensamientos en orden.
El beso con Alexein había trastocado su cordura a un punto de no retorno. Su mente, cuerpo y corazón danzaban en un caos y armonía que no entendía, pero que nada podía interrumpir.
Llevaba días rememorando aquel momento y cada vez estaba más convencida que su corazón ganaría aquella batalla.
Daniel tenía razón... Se merecía ser feliz, pero el miedo, el miedo seguía jugando en su contra.
Había estado tratando de esquivar a todos, especialmente a Casandra, quien seguramente estaba ansiosa por escuchar todo con lujos y detalles, más sin embargo, aún no se sentía lista para tomar una decisión.
Se sentía perdida, pero por primera vez no se sentía asustada. Era una mezcla extraña la que anidaba en su pecho. Una mezcla de incertidumbre y curiosidad que la empujaban a lanzarse al vacío sin pensarlo, sin temer las consecuencias que aquello trajera consigo.
- ¿Qué haces aquí a estas horas