Aura trataba de dormir, pero los eventos de aquella noche la estaban torturando.
Se sentó en la cama con frustración, sintiendo un peso asfixiante en su pecho.
Sabía que no podía huir de Fernando para siempre, que no podría esconderse de él por lo que le quedaba de vida, pero no esperó tener que enfrentarlo tan pronto.
Le temía, por supuesto que le temía. No se supera en poco más de seis meses todo el dolor y los traumas vividos por años, más sin embargo no estaba dispuesta a que siguiera controlando su vida a su antojo.
Se había jurado no bajar nuevamente su cabeza ante él y estaba decidida a cumplir con aquel juramento. Aunque el precio a pagar fuese alto.
La oscuridad aún engullia con su manto el exterior, pues la luna, apenas y era un pequeño machote en el cielo y un frío bastante extraño cargaba la atmósfera, como si la misma naturaleza sintiera que todo estaba por cambiar.
Aura se levantó y aún en pijama salió en dirección al jardín. Se abrazó a si misma cuando el aire frío de l