Cinco años después...
Camino despacio entre las lápidas, con la fría brisa de la mañana acariciando mi rostro y moviendo mis cabellos a su antojo.
Escondo una de mis manos en el bolsillo de mi abrigo, buscando un poco de calor, mientras que en la otra llevo un ramo de rosas blancas, cuyo olor me hace cosquillas en la nariz.
Me detengo frente a aquellas lápidas gastadas por el tiempo, las cuales estamos pensando restaurar con mamá.
- Hola papá. Días sin vernos.- Quito las flores ya marchitas para colocar las nuevas, mientras observo su rostro que me sonríe desde la fotografía.- Aura no pudo venir conmigo esta vez, pues como ya debes saber, ayer nació nuestra pequeña Olympia. Estaba emocionado por venir a contartelo y apenas pude verlas, vine corriendo.
Me pongo de rodillas frente a su tumba y acaricio su fotografía con ternura.- Los mellizos y Berenice están emocionados por la llegada de su nueva hermanita, especialmente Darío, quién ya está pensando seriamente en tomar clases de defen