Capítulo XXV
Greta
Sonrío satisfecha al saber que esa estúpida está lejos. Cree que huyendo estará a salvo; pobre idiota. Piensa que con huir la dejaré en paz, pero está muy equivocada. Esta vez me encargaré de destruirla a ella y a esos mocosos, tal como hice con su familia. Se arrepentirá de haberse atrevido a aparecer y enfrentarnos.
No sabe lo que le espera. Cuando la encuentre, la voy a destruir por completo: le arrancaré lo que más ama —sus hijitos—. Le quitaré a esos escuincles y a ella la encerraré; la haré pagar cada día con dolor. La torturaré hasta que cada fibra de su vida sea un infierno, tal como lo fue el mío al casarme con Arturo sin amor. Con ella me desquitaré por no haber sido amada por su padre.
Me incorporo del sillón con una sonrisa envenenada.
—Iré a ver a mi adorada hija, hace mucho que no voy a verla —susurro, como si el veneno de esas palabras fuera un halago—. Me pregunto comonse la estará pasando —suelto una carcajada.
Me encamino a la cocina y mo veo toman