Cuando el sol comenzó a esconderse en la tarde, decidimos detenernos y pedir algo para comer. Personalmente, no era fanática de la pizza, porque como era intolerante a la lactosa, no podía comer nada que tuviese queso. Pero Máximo pidió una pizza vegana para mí y una normal para él y ese detalle me sorprendió. Yo jamás le había contado sobre ese pequeño detalle.
— ¿Cómo sabes que no como pizza normal?
—No te diré nada— me dijo riéndose de mí.
—Quieres guerra ¿eh? — me lancé sobre Máximo y comencé a hacerle cosquillas en su cuerpo. Terminamos cayendo al suelo, porque estábamos sentados en el sillón, esperando la comida.
—Basta… por favor… ¡Mi amor! — me decía Máximo desesperado y riéndose.
—No, hasta que me cuentes de dónde sabes esa información, es clasificada— le dije haciéndole más cosquillas.
—No… puedo… respirar— me contestó — ¡Está bien! — me dijo, lo solté y me senté a su lado en el suelo.
—Muy bien, dime todo, si no, te haré más cosquillas— le dije jugando con él.
—Está bien, e