Me sentía más tranquila, como si el morir o esa siesta entre que me moría y no finalmente me hubiera dado el descanso que mi cuerpo necesitaba desde hacía años. Era extraño, lúgubre, quizás, pero, también reparador. Por primera vez en mucho tiempo, no me sentía ahogada por el peso de mi historia.
Según Pavel, permanecí inconsciente cinco días. Ellos… Pavel, Alexei, Roman, Leon y Sergei no se separaron de mí. Tuvieron que pedir un permiso especial en el trabajo para poder faltar a su oficio como inquisidores, porque el ritual que realizaron no era algo que pudiera interrumpirse. Forzaron mi alma a quedarse. No como una obligación impuesta, sino como un ruego desesperado porque no querían tener una existencia sin mí.
Yo había estado tan enojada antes de cortarme la garganta, tan rota por la forma cruel en la que me habían forzado a revivir mi pasado, que no entendía. No veía la intención que había detrás solo veía dolor. Ahora lo comprendía, solo intentaban asegurarse de que nadie volvi