Capítulo 63. Fuego Cruzado
Ramiro condujo con una mezcla de furia concentrada y adrenalina. La imagen del rostro cínico de Adriana se había desvanecido, reemplazada por el rostro de Lía y la urgencia de encontrar a Danilo.
Al llegar al distrito industrial, el aire se hizo pesado, saturado de humedad y hollín. El Taller de Máquinas abandonado se alzaba como un esqueleto de acero y ladrillo, un lugar ideal para un encuentro clandestino. Dejó el auto oculto a dos calles de distancia y se acercó a pie.
En la entrada lateral, la sombra de un hombre se separó de la pared. Era León, con el brazo en cabestrillo, pero con la mirada firme. Junto a él estaba Marcos, el leal aliado de Ramiro, que asintió gravemente al verlo.
—Ya estoy aquí —dijo Ramiro sin preámbulos, mirando a León—. ¿Qué tan seguro estás de la ubicación de Danilo?
León no pestañeó.
—Está herido y se esconde en un lugar donde nadie lo buscaría: un complejo de cabañas remotas en las afueras de la ciudad. Las cabañas son propiedad de un socio
—Bien. Vamos p