Ramiro seguía apoyado contra la pared fría, el pasillo de la Unidad de Cuidados Intensivos actuando como un purgatorio de luz artificial y silencio tenso. El diagnóstico del médico, "coma inducido", había martillado su mente, fusionándose con el recuerdo persistente de la figura de Lia, la hija de Aura, cuya presencia ausente era un fantasma en el drama. Su rostro, surcado por líneas de agotamiento y un miedo contenido, era el espejo del desastre que acababa de ocurrir.
La irrupción de Silvana había roto ese silencio opresivo. Era una figura de cabello oscuro y movimientos nerviosos, vestida con un uniforme que insinuaba su profesión en la sanidad y una urgencia que era discordante con la calma protocolaria del hospital.
—Disculpe, señor. Estoy buscando a Aura Vidal. Dicen que la trajeron aquí, a la UCI... ¿Sabe algo? ¿Está viva? —Su voz era áspera, desgarrada por la necesidad de una verdad inmediata.
Ramiro la evaluó con la guardia alta. La desesperación era genuina, pero él no estab