Capítulo 56. A Contrarreloj
La Doctora Soler, con el cabello recogido bajo una redecilla quirúrgica y una expresión de intensa concentración, se movía entre el equipo. Sus dedos expertos verificaban la caída del suero y los parpadeantes monitores de signos vitales mientras la enfermera de turno preparaba una jeringa con agilidad profesional. La pequeña sala de pre-quirófano del hospital de urgencias, austera y fría, era el único bastión entre Aura y el colapso.
—Necesitamos los datos de ingreso completos. La paciente presenta una fractura expuesta y muy desplazada del tobillo derecho, además de una posible intoxicación por humo. La radiografía de tórax es una prioridad urgente. Manténganla en el protocolo de trauma.
Aura intentó levantar la cabeza, un movimiento que solo logró convertir el dolor en una punzada agobiante. La enfermera a su lado la contuvo con una suavidad que contrastaba con la urgencia de la situación.
—Tranquila, señorita. No haga esfuerzos. Le vamos a administrar un analgésico potente. Solo re