Celeste.
Nos separamos de Nuria y Nolan porque ella lo iba a acompañar a que lo atendieran por separado, ya que sus heridas eran profundas.
La enfermería olía a sangre seca y ungüentos medicinales. La luz tenue del amanecer se filtraba por las ventanas, proyectando sombras alargadas sobre las camillas ocupadas. La pelea duró toda la noche.
—¿Dónde estará Damián? —pregunté.
Al entrar, el murmullo de los heridos nos envolvió, fue un coro de respiraciones entre cortadas que me provocaron escalofríos. Quejidos suaves y voces apagadas me llenaron de horror.
¿Tanta gente había sido herida?
—No fui un buen alfa esta vez, Celeste. Escucha cómo sufre mi pueblo por mi culpa… —susurró, hundiendo las cejas con temor.
¿Kael mostrando debilidad?
Lo detuve y agarré su mejilla con mi mano para darle apoyo. Le sonreí con dificultad, porque a mí también me dolía en el alma escuchar los gritos de dolor.
—Hey, no digas eso. Para muchos eres el mejor alfa del mundo. Tienes una responsabilidad eno