Kael.
Celeste se separó de mí y lo único que hice fue gritar su nombre, viendo cómo me ignoraba para correr hacia donde provenían unos gritos femeninos.
¿Había sido Marcela? ¿Por qué se horrorizó tanto al irse?
Iba a ir tras ella, pero una mano gruesa me detuvo, agarrando mi brazo con fuerza. Giré mi rostro y Nolan estaba sudando, con sangre seca en su ropa, producto de una clara pelea.
—¿Nolan?
—Kael, te estaba buscando. Tu hermano fue gravemente herido y Sebas lo está atendiendo en la enfermería —informó, con las cejas inclinadas.
¡¿Damián?!
Me ahogué con mi propia respiración, porque todo estaba siendo mi culpa. Yo permití que se colaran los cazadores al no tener tanta vigilancia en los alrededores de noche, cuando era consciente del montón de enemigos que tenía.
Mi entrecejo se arrugó, mi pequeño hermanito no podía morir o jamás iba a perdonarme.
—¿Él…? —Tragué saliva, me costaba decir las palabras.
—Le dispararon en la espalda baja con una bala de plata, no tengo idea d