Celeste.
El gran día había llegado. Mis nervios estaban a flor de piel porque tenía que fingir ser una poderosa luna que todavía no era…
Mi poder aumentó solo un poco gracias a la ayuda de Kael, pero todavía no me sentía lista para matar a los asesinos de mis padres.
—Estás tensa, Celeste. Demuestra que ellos ya no tienen poder sobre ti —Kael tomó mis manos. Estábamos en la sala de reuniones y él debía recibirlos cuando lleguen—. Confía más en ti misma. Además, estás preciosa con ese vestido.
Alzó mi mentón con su dedo y cerré los ojos cuando me plantó un suave beso en los labios que mezcló todas mis emociones: Miedo, ansiedad, tristeza, amor, placer.
Mi pobre corazón no soportaba tanto.
—Gracias por tus palabras. Me motivan, porque tú crees más en mí que yo misma —Apreté los labios, con un nudo en el estómago—. C-creo que te amo, Kael.
Bajé la cabeza porque la vergüenza estaba carcomiendo mi rostro. Un hormigueo intenso me invadió después de decir esas dos palabras.
—Mírame a