Capítulo 26. Un encuentro cara a cara
La tensión en la habitación era pesada, ninguno de los gemelos Morgan era capaz de moverse para dar el primer paso a su pelea; aquella que por la que esperaron tanto tiempo, y a la que ninguno daría el brazo a torcer.
Hernán volvió a acercarse a Luis sin temor. Suspiró sin apartar sus ojos de ese rostro igual, y a la vez diferente, al suyo; una sonrisa se formó al notar ciertos sentimientos en su gemelo menor, que se encontraba batallando consigo mismo en ese momento.
—No te acerques más o te mato —bramó Luis, comenzando a retroceder.
—Hazlo —espetó Hernán, tranquilo—, pero todos sabrán la clase de rata que eres.
Luis soltó una maldición, y guardó el arma como una pequeña ofrenda de paz, la cual no duraría demasiado una vez se pusieran las cartas en la mesa.
—Habla rápido, y luego lárgate.
Hernán sonrió con sorna al escucharlo, y caminó al sillón más cercano para poder sentarse. Era ahora o nunca, y debía manejar muy bien la situación para que no se saliera de su control.