Capítulo 62

Un médico se acercó al enterarse de que él era el esposo de la joven recién ingresada. Llevaba la bata blanca ligeramente arrugada, los lentes torcidos sobre la nariz, y un aire nervioso que delataba que reconocía exactamente con quién estaba hablando.

—¿Cómo está mi esposa? —preguntó Alessandro con el rostro tenso, la voz cargada de urgencia.

El doctor titubeó antes de responder. Bajó la mirada, tomó aire y habló con cautela.

—Le seré lo más sincero posible: la señora Natalia no está bien.

Alessandro dio un paso al frente, con el corazón a punto de reventar.

—¿Qué tiene? —preguntó en un tono quebrado por la angustia.

—La hemoglobina está muy baja —explicó el médico—. Por ahora, el pronóstico es reservado. No quiero adelantarme, pero… le recomiendo que se prepare para lo peor. Aunque todavía es temprano para un diagnóstico definitivo, lo único que podemos hacer ahora es esperar el momento del alumbramiento.

El altavoz lo llamó con urgencia. El médico se disculpó apresurado y desaparec
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