Morgan
Me vestí con mi ropa habitual tan rápido como pude, sin querer pensar demasiado en la extraña mezcla de emociones que aún burbujeaban en mi pecho. Cuando finalmente abrí la puerta y salí del probador, Stefan estaba ahí, esperándome con esos ojos grises que parecían querer atravesarme.Su expresión fue un espectáculo. Había impaciencia, claro. Pero también algo más. Algo que me hizo sentir como si hubiera ganado una pequeña pero importante victoria.—¿Por qué no me has dejado verlo? —preguntó con sorna, arqueando una ceja como si aquello fuera parte de un juego del que él siempre debía salir vencedor.Sonreí con fingida inocencia mientras recogía mi bolso y hacía un gesto a la dependienta para que empacara el vestido.—Porque da mala suerte que el novio vea a la novia antes de la boda. —Solté la frase con naturalidad, aunque el veneno en mis palabras era evidente.Stefan soltó una risa baja y profunda que me recorrió la col