Narra Mathew
—¡MIERDA, ERA LA MALDITA LOCA! —
Detengo el auto al ver a una chica muy parecida a Mery. Decido bajar el vidrio y sonar la bocina. Al verla voltear, lo confirmo: es Mery. La miro fijamente y susurro:
—Su belleza sobresale en cualquier lugar... De verdad que mi mujer es muy hermosa... —Suspiro hondo al notar que lleva un maldito vestido que deja ver sus piernas, y ese rostro... cualquiera podría verlo. Solo pensarlo me enferma.
Golpeo con mis dedos el volante, furioso, mirándola de nuevo.
—¿A quién le pediste permiso para salir?
Mery
Lo miro mientras me recojo el cabello.
—¿Qué quieres?
—¡Sube al auto ahora mismo! —grito, golpeando el volante con fuerza. Paso mi mirada por todo su cuerpo y muerdo mi labio con rabia—. No me hagas enojar más de lo que ya estoy. Solo de pensar que alguien te mire... me enloquece.
Mery
—Buen chiste —me río, burlona—. Yo no me subo a carros de extraños, y mucho menos de idiotas como tú. —Me doy la vuelta y empiezo a caminar.
Me bajo del