Draven, todavía atado, bajó la cabeza, intentando desaparecer de la vista. Su respiración se aceleró.
Alaric dio un paso adelante, ahora a solo unos pasos del hombre. “¿Entraste en mi territorio, amenazaste a mi Lunan y crees que saldrás con vida?”
El hombre no se acobardó. “Puedes intentar matarme ahora, Alfa. Pero eso solo asegurará que esta noche, la mitad de Mooncliff arda antes del amanecer.”
Seraphine se levantó lentamente. “Entonces me gustaría escuchar tu invitación en detalle... antes de decidir quién arde primero.”
La conversación se trasladó al piso de arriba, a uno de los pequeños salones de banquetes que solían usarse para conversaciones secretas. Evelyne custodiaba la puerta desde afuera, mientras que adentro estaban solo ellos tres: Seraphi