Capítulo 37
Irina aún no se había acostumbrado a la idea de vivir bajo el mismo techo que Leone Miles. La casa era hermosa en su totalidad con la luz del Sol, con ventanales amplios, jardines cuidados y detalles que gritaban lujo en cada rincón. A pesar de todo, ella no olvidaba su posición: seguía siendo una asistente y eso no cambiaría solo porque ahora llevaba un anillo en el dedo.
Esa mañana, mientras la luz del sol entraba tímidamente por las cortinas de su habitación, Irina se arregló con determinación como cada día. Solo que en esta ocasión, eligió un conjunto sencillo, pero elegante de los que habían dejado para ella en un closet inmenso. Seguramente cada prenda fue colocada en ese lugar por órdenes de Leone, ya que ella de su casa no trajo nada.
Después de peinarse recogió su cabello con una pinza discreta y aplicó un toque de maquillaje sutil. Tenía la intención de ir a trabajar como cualquier otro día. No porque Leone lo exigiera, sino porque ella lo necesitaba. Esa rutin