Capítulo 41
El aroma del café recién hecho en la mañana, flotaba en el aire, mezclado con un tenue olor a madera y papel nuevo. El despacho de Leone, como cada mañana, vibraba con el silencio siendo controlado por la eficiencia. Teclados, pasos de trabajadores, puertas que se abrían y cerraban sin perturbar demasiado el equilibrio de esa armonía sutil. Fue ahí que Irina cruzó el pasillo con su agenda en la mano y el cabello recogido en un moño apurado que dejaba algunos mechones rebeldes rozándole el cuello.
Habían pasado dos meses desde su boda con Leone Miles. Dos meses en los que había aprendido a reconocer sus silencios, había aprendido a anticipar sus estados de ánimo y a dejar de esperar que las cosas estallaran entre ambos. El matrimonio tal como lo había pensado no era un campo minado, al menos no del todo. Si era cierto que había cierta tensión entre ellos, discusiones mínimas, también, pero entre eso, también había pequeños detalles que florecían como por ejemplo el cupcake