Capítulo 8: Él también se ducharía… ¡Y no pensaría más en esa mujer!

Cuando Alexander llegó a su casa y entró, no podía creer la paz que reinaba en el ambiente.

Miró a su alrededor y no se escuchaban gritos, ni quejas, ni había ningún incidente que solucionar.

Aquello no era normal.

Le había escrito un mensaje a Diana para preguntar cómo iba todo un par de horas antes y no contestó.

Tuvo el impulso de regresar a su casa en ese mismo instante, pero estaba demasiado ocupado y debía confiar en que en esa ocasión los niños se portarían bien.

Había visto que les agradaba Diana, tenía que darles el beneficio de la duda.

Cuando se encontró a una empleada la detuvo para preguntarle.

—¿Dónde se encuentran mis hijos?

—Han estado toda la tarde jugando con la nueva niñera y su hija en la casa del árbol. Todavía continúan allí.

Alexander sintió como su boca se iba abriendo poco a poco.

¿Se había equivocado de casa o cuando estaba regresando a casa entró en algún bucle temporal que lo cambió a otra dimensión?

¿Nathan y Gabriel tranquilos toda la tarde? No, eso era i
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