Roger se llevó a Natalie al jardín.
El anillo de compromiso le pesaba en el bolsillo y la culpabilidad más.
Ella se veía aturdida y un poco nerviosa.
—¡¿Qué rayos pasó allí dentro?! —preguntó tras varios minutos de silencio.
Roger metió las manos en los bolsillos y se balanceó un poco de adelante hacia atrás.
—Eso fue mi familia siendo mi familia, un día normal como cualquier otro. —Esbozó una sonrisa temblorosa y sintió su corazón latir muy rápido.
Le iba a doler mucho cuando lo dejara.
—Vaya, son un poco especiales. Aunque tu hermana es muy linda —comentó y no lo miró a los ojos mientras hablaba—. Entonces… ¿Qué va a ser de nosotros? No parece que tengas muy claro lo que vas a hacer con tu vida.
—Tengo una cosa clara al menos —dijo llenándose de valor y sacando la cajita con el anillo del bolsillo—. Que te quiero a ti en ella, ¿te casarías conmigo?
Natalie se llevó las manos al rostro y se la cubrió con ellas.
—¿Lo dices en serio? —balbuceó y tomó la cajita. Roger no quería mirar el