Punto de vista Marcelo
Cuarto día sin saber nada de mis amores. Ahora no solo se trataba de Valeria, sino también de esos dos pequeños indomables de cuatro patas, especialmente mi tigrecito, quien me había salvado de una noche aterradora.
—¡Edward, amigo! Qué bueno que me contestas —suspiré aliviado cuando finalmente respondió la llamada.
—No puedo seguir molesto contigo, aunque sigues metiéndola, como si fuera un deporte. Dime, ¿qué pasó ahora?
—Necesito hablar con tu amiga, la agente de publicidad. Quiero saber quién estuvo detrás de la noticia sobre el matrimonio de Samantha.
—¿En serio sigues con la obsesión por Samantha? ¿No habíamos dejado ese tema de lado? El sábado tienes tu supuesto compromiso, deja de lado esa historia, por favor.
—Edward, espera, no es lo que piensas. Hay un titular que dice que estuve en la boda con mi nueva novia, y ni yo ni Valeria estuvimos allí. Pero justo esos días no estaba con ella y se está imaginando que fui con otra mujer.
—¡Qué inmadurez! ¿No l