Punto de vista Valeria
En ese instante tragué saliva con dificultad. Porque lo que veía frente a mí no era solo a un hombre guapo o exitoso… era mucho más que eso. Marcelo era la tormenta y el refugio, una contradicción viviente que me hacía temblar. No tenía que ver con su cuerpo perfecto ni con el dinero que poseía; era esa energía magnética, esa conexión invisible que vibraba cada vez que estábamos cerca. Su instinto de protegerme, la forma en que me tocaba, la experiencia con la que me hacía el amor… todo él era una explosión de emociones que no sabía cómo manejar.
—Marcelo… yo… no es tan sencillo —balbuceé, perdida entre mis miedos y su cercanía.
—¿No es tan sencillo qué, Valeria? —murmuró mientras deslizaba su nariz por mi cuello, aspirando mi aroma como si lo necesitara para respirar.
El temblor en mi pecho bajó hasta mis caderas cuando su mano empezó a recorrerme lentamente, rozándome con ternura, dejando pequeños besos encendidos sobre mi piel.
—Yo… te quiero, Marcelo. Me gus