Marcelo
Mi madre seguía apuntándome como si fuera su peor enemigo. Su mirada estaba cargada de odio y rencor, y eso me hería profundamente.
—Madre, perdóname si alguna vez te hice daño. Te juro que nunca fue mi intención —le dije con la esperanza de calmarla,0020pero su furia era tan intensa que mis palabras parecían no tener ningún efecto.
—¡No me mientas, Marcelo! Eres un idiota. Mi reputación está por los suelos por tu culpa. Solo has sabido involucrarte con mujeres inútiles que no valen nada. Mira lo que pasó con Samantha, y ahora con Valeria.
—Ya te pedí perdón, mamá. Lamento todo lo que te haya causado. Pero si crees que tienes derecho a quitarme la vida como lo hiciste con mi padre, sin piedad, y supongo que también con Valeria... entonces hazlo. Solo asegúrate de una cosa: vas a pagar por todo. Lo sé. —Hablaba con resignación, porque en el fondo sabía que ya no había vuelta atrás.
—Tus palabras no significan nada, Marcelo. No eres más que un mentiroso. —Mi madre estaba a punt