Austin leyó el mensaje y maldijo, arrojó su celular contra la pared y este al final quedó fragmentado por todos lados.
—Necesito que vayan al hospital donde atendieron a Rocío, hay alguien que anda metiendo sus narices donde no debe y debemos silenciarlo.
—Está bien, señor. Yo mismo iré para arreglar el cabo suelto; si me disculpa, tengo que salir de inmediato.
El asistente de Gianluca se hospedó en un pequeño hotel, acomodó su bolso y después de esto se fue a dar un baño. Mientras el agua recorría su cuerpo, pensaba en una manera de darle el informe a su jefe, así que al final logró conseguirlo.
Luego de salir de la ducha, sin mucha demora, vino a tomar su celular y de inmediato marcó el número de Gianluca.
—Disculpa, Rocío —él se levantó mientras su celular sonaba y vibraba —. Tengo que atender esta llamada, es la que estaba esperando.
—Está bien, ve a atender tu llamada.
Gianluca salió al pasillo y respondió la llamada de su asistente.
—Cuenta qué fue lo que averiguaste, necesito t