Veía a mi madre sufrir demasiado, mi papá se encontraba a su lado y creo que de todo lo que está pasando esto es lo que más me sorprende.
—Quiero que me dejen a solas con su padre, hay cosas que debo hablar con él y ustedes no pueden estar aquí.
—No quiero, mamá —Maryam movió su cabeza de un lado hacia el otro y se aferró a mamá —entiende que cada segundo cuenta.
—Mi amor, mi niña más pequeña y la luz de mis ojos —mi mamá alzó a Maryam por el mentón —, mi sultana del sol y la luna. Te amo profundamente, y cuando me di cuenta de que venías en camino, fui tan feliz. Una pequeña que iba a caminar de mi mano, de todos los presentes, a quien más me duele dejar es a ti.
—Entonces no me dejes —Maryam se aferró a mi mamá —. Si tanto te duele, lucha por tu vida y quédate a mi lado.
—Quisiera hacerlo y tú sabes muy bien que lo hice, pero es hora de que me dejes ir. No le temo a la muerte, sé que fui una buena persona, así que la voy a recibir como una vieja amiga —mamá acarició la cabeza de Mar