La certeza en las palabras de Zayd, me daba curiosidad. En serio que este hombre me provocaba muchas cosas que jamás llegué a experimentar en alguien que existiera, ni siquiera por Gianluca llegué a sentir tantas cosas.
—¿En qué tanto piensas?
—En que hablas como si tuvieras la certeza de que Mustafa va a pagar por lo que hizo y lo torturarás de una manera nunca antes vista. No sé si tienes el poder para hacerlo, así que lo mejor es dejar las cosas de la manera en la que se encuentran.
—Vaya, en serio, que sabes cómo herir el orgullo de un hombre.
—¿Qué has dicho? Siendo sincera, esa no fue mi intención. Creo que no hay nada de malo en lo que dije. Al final de cuentas desconozco muchas cosas de tu vida.
—No tienes que preocuparte, créeme que lo que estoy diciendo no son palabras vacías. Jamás pondría el apellido de mi familia en jaque mate solo porque quiero intimidar a alguien y no poseo los recursos.
—Bueno, tú sabes bien lo que haces. Al final de cuentas, no eres un niño que se ti