Callum finalmente habló después de una larga espera. Su voz era baja, como si hablara consigo mismo. "No hablo mucho de mí".
Juniper lo miró conmocionada. "¿Tú no?"
Él negó con la cabeza y bajó la vista hacia la ciudad. "Me mantengo alejado. Eso lo hace más fácil. Evita que la gente se acerque demasiado".
El corazón de Juniper se conmovió al oír sus palabras, y ambos parecieron entenderse. Ella giró la cabeza y habló en voz baja. "¿Por qué?"
Él exhaló, y el sonido era una mezcla de ira y resignación. "La gente empieza a ver todas las grietas cuando se acercan. Las cosas que no quieres mostrar. Y cuando las ven..." Dejó de hablar, como si el concepto fuera demasiado terrible para terminar.
Los dedos de Juniper se curvaron sobre el borde de su copa, y sintió un nudo en la garganta. "Creo que todos tenemos grietas, Callum", comentó en voz baja. "Incluso los más fuertes". En ese momento, sus miradas se cruzaron, y ella vio un breve destello de debilidad en él. Nunca antes había visto esa