Me pasé una mano por el pelo negro, con los músculos tensos bajo la fina camisa de seda. No siento nada. Ni una sola vez. Ese es mi lenguaje: poder y control. Pero su voz, débil pero fuerte, seguía resonando en mi cabeza."No es solo un error", dije mientras caminaba de un lado a otro. "Es real".Real. No una conquista, no una sensación fugaz.Pensé en todo lo que habíamos hablado la última vez, en su desobediencia y en cómo sus ojos verdes me quemaban las defensas. En esa resistencia deliberada a dejarme entrar, a dejarme formar parte de esta... esta vida.La voz de mi asistente rompió el silencio del teléfono. "Señor, tiene un mensaje"."Ahora no", espeté, pero lo cierto era que necesitaba respuestas. Tenía que encontrarla.Durante años, había construido muros más fuertes que el acero. Sentir era un problema. Pero con Juniper, las cosas eran diferentes. Inseguras. Aterradoras."No hago esto", dije en voz baja. "Pero quiero hacerlo".El secreto me pesaba en el pecho. El chico que aún
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