VICTORIA:
El timbre de su teléfono volvió a interrumpirnos. No dije nada, solo di la espalda y me refugié en la habitación, mirando mi ropa sin saber qué hacer. Los toques en la puerta me hicieron levantar la cabeza del teléfono, pero no hablé.
—Te traje una muda de ropa —dijo de repente—. Vístete, tienes que ir con tu tío a enfrentar a tu ex, y yo debo regresar a la empresa. Te dejaré de camino, o puedo llamar a tu chofer. Me acerqué y abrí la puerta lentamente, sin mirarlo directamente. Ricardo extendió la bolsa hacia mí. —Gracias —solté con frialdad. —No demores, Victoria. Entre más rápido resolvamos todo, mejor —dijo, dejando la bolsa sobre la esquina de la mesa—. Tu tío te está esperando. Yo quiero que el problema termine cuanto antes.