VICTORIA:
Estaba muy nerviosa mientras Ricardo me ayudaba a acostarme en la cama del consultorio de un doctor que él mismo había buscado y en quien confiaba ciegamente. Había pagado su carrera y se querían como hermanos. Al verme, se puso feliz de saber que yo era la esposa de su amigo.
—Cuando leí las noticias, no lo podía creer —era muy elocuente el doctor—. Nunca pensé que mi hermano mayor escaparía de las garras... —Mejor te concentras en revisar a mi esposa —lo interrumpió Ricardo, tomando mi mano—. Ya te expliqué lo que le dijo el ginecólogo. Tiene endometriosis y quizás este sea su único embarazo, así que lo debes cuidar muy bien. —Tranquilo, hermano —dijo mientras me echaba una crema fría en el vientre. Apreté la mano de Ricardo mientras miraba ansiosamente lo que me hac&iacu