A MERCED DEL DINERO. C160: Aceptaré no ser tu heredero.
Pero Mariela no retrocedió. En su mente, envenenada por el miedo y el orgullo, ya había trazado su propia conclusión.
—Pues si no has estado con ella, entiendo perfectamente por qué estás así —soltó, cruel—. La deseas, pero todavía no la has tenido. Y es por eso que estás tan cegado. Pero escúchame bien, Richard: una vez que la tengas, una vez que descargues esa ansiedad que llevas encima, ese capricho tuyo se te va a pasar, ya lo verás. Así que haz lo que tengas que hacer con ella. Diviértete, entretente, haz lo que quieras... pero no vuelvas a decirme que piensas hacerla tu esposa. Eso sí que no te lo voy a permitir.
Las palabras cayeron como sentencias, irrevocables. Y aún no satisfecha, aún arrastrada por su necesidad de controlar el destino de su hijo, Mariela continuó, dejando salir toda la frustración que la devoraba.
—Sigo sin poder creer que te hayas negado a la posibilidad de estar con Vanya Fankhauser. ¿Tienes idea de lo que ese apellido significaría para nosotros? No sól